Las Martinetas a 129 años de su creación

Historias28/03/2025

Antecedentes históricos de la región

   La creación de numerosos pueblos de nuestra región, está íntimamente vinculada a un proceso histórico tradicionalmente denominado “Conquista del Desierto”.

   Desde la época colonial, fue preocupación de las autoridades que se fueron sucediendo, la incorporación de territorios dominados por los aborígenes a las actividades productivas.

   Mediante sucesivas líneas de fortines, la frontera se fue alejando de Buenos Aires. Primero hasta el rio Salado y más tarde a toda la zona interserrana.

   Los problemas políticos internos y los conflictos con países limítrofes interrumpían o postergaban la definitiva ocupación del territorio aborigen.

   El adelanto de la línea fronteriza si bien no constituía la seguridad para los nuevos pobladores, permitía el nacimiento de poblaciones y el inicio de actividades comerciales.

   A fines de la década de 1860, la línea de frontera en la región que hoy ocupa General La Madrid estaba conformada por los siguientes fortines: En la división Sur, a partir del Fortín Rodríguez continuaban los fortines Vigilancia, Brandsen, Zelaya, Frías y Sanquilcó (Lavalle sur) comandancia de la zona. A partir de Sanquilcó, en la división Costa Sud, se sucedían Aldecoa, Defensa, Necochea, Libertad y desde el Fortín General La Madrid, se empalmaba con la frontera de Bahía Blanca por medio del fortín Pavón, sobre el arroyo Sauce Grande.

   Estos fortines – salvo Sanquilcó – eran precarios ranchos con algún cerco, corrales para la caballada y estaban provistos de un cañón, que utilizaban para dar la alarma al fortín vecino, cuando el peligro de un ataque era inminente.

   Azul, Tapalqué y la recién fundada Olavarría, fueron, por muchos años, objeto de ataques de malones. Juan Carlos Walther, en su obra “La Conquista del desierto” consigna que “Alvaro Barros, en febrero de 1867, no pudo evitar un malón al sur de Olavarria... salió en persecución y en la laguna de Paragüil sorprendió a los indios y recuperó 3.000 animales y dejó 30 indios muertos”.

   En 1874, el entonces Ministro de Guerra, Adolfo Alsina, elaboró un plan en el que incluye un tratado de paz con el cacique Juan José Catriel, que poco tiempo antes había mandado a matar a su hermano Cipriano. El acuerdo establecía la mensura de campos y el otorgamiento de distintas fracciones a los indios de esta tribu, afincada desde muchos años antes en las inmediaciones de Azul. En cumplimiento del pacto, fue designado para realizar las mensuras el francés Alfredo Ebelot, quien comenzó su tarea en la zona. La Navidad de 1875 lo sorprendió en el fortín Aldecoa, junto a un soldado prusiano, que había combatido con fuerzas de Napoleón y quien sabe por que razón estaba, entonces, en medio de la pampa.

    Catriel había roto el pacto y atacaba junto a indios de Namuncurá en lo que se llamó “la gran invasión”, un malón que llegó hasta Azul y registró numerosos combates.

   La contraofensiva militar duró varios meses y concluyó el 18 de marzo de 1876, cuando en la laguna de Paragüil se libró un combate definitivo, en el que las tropas al mando de los Coroneles Levalle y Maldonado, vencieron a los indios, asegurando la paz en esta región.

   La importancia del combate la da el hecho que el mismo Adolfo Alsina recibió, en Sanquilcó, a los soldados vencedores, los que regresaron del campo de batalla a pie y con sus pocas pertenencias a cuesta. El Museo Histórico de Lujan, en 1938, atendiendo a la importancia del Combate de Paragüil, dispuso se erigiera en el lugar próximo a la laguna, en campos del actual Partido de General a Madrid, un monolito que recuerda la gesta y en 1976, al cumplirse el centenario de la batalla, la Municipalidad de General La Madrid gestionó y logró el reconocimiento, mediante Decreto del Gobernador de Buenos Aires, como “Lugar Histórico” a este sitio.

   En pocos años, la zona cercana a Olavarría se fue poblando y las acciones militares se trasladaron al sur pampeano. Alsina fundó pueblos y siguió con su plan que incluía la famosa “Zanja de Alsina”. A su muerte, asumió como Ministro de Guerra, el General Julio A. Roca, quien cambió la estrategia y organizó una campaña, que en 1879, llevó a los indios a vivir al pie de la cordillera. Una de las columnas de la Campaña de Roca, al mando de Olascoaga, pasó por campos del actual Partido de General La Madrid, en abril de 1879. Para este momento el ejercito contaba con dos aliados importantes, el Remington y la línea de telégrafo.

   El gobierno de la Provincia de Buenos Aires, mediante sucesivas “leyes de tierra” fue cediendo la propiedad de los campos de la pampa húmeda, ahora libres de los peligros del indio, a quienes vinieron a poblarlos.

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   El ferrocarril llegó a la región en 1883 y con ello, la comunicación se hizo mas fluida.

Creación del pueblo de Las Martinetas

   El 3 de octubre de 1879, el estado vendió a Severo Alvarez una fracción de campo, ubicado en el entonces Partido de Juarez. El 17 de mayo de 1880, Alvarez transfirió estas tierras a Jorge Keen y este a su vez cedió la propiedad de Ricardo J. Farran.

   Farrán inició gestiones ante el Ministerio de Obras Públicas provincial, el 23 de octubre de 1895, para lograr la autorización del trazado de un pueblo, en los terrenos circundantes a la estación Las Martinetas del Ferrocarril Sud, ubicada entre los kilómetros 441 y 446 del ramal ferroviario Olavarria – Bahía Blanca, vía La Gama.

   El gobierno bonaerense por Resolución del 28 de marzo de 1896, aprobó la fundación del pueblo proyectado y es por ese motivo que anualmente la comunidad de Las Martinetas, celebra el aniversario de su pueblo.

   El 21 de abril de 1896 se designó al agrimensor Emilio C. Weigel para que practicara las mensuras y dispusiera el trazado del pueblo.

   El 7 de mayo de 1896 fue suscripta la escritura de transferencia de la propiedad y los derechos de Ricardo J. Farran a Juan Cousté.

  En julio de 1896, Weigel finalizó el trabajo encomendado, presentando el mismo al Departamento de Ingenieros el 5 de agosto del mismo año, obteniendo la aprobación definitiva, de parte del Poder Ejecutivo provincial el 24 de agosto de 1896.

   Entre las reservas fiscales dispuestas figuran terrenos para Iglesia, Municipalidad, juzgado, policía y escuelas. El 22 de diciembre de 1904 el señor Cousté escrituró, a favor del fisco, una hectárea de terreno de su propiedad, destinado al cementerio.

Juan Cousté

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   Si bien las primeras gestiones para la creación del pueblo de Las Martinetas fueron realizadas por el señor Ricardo J. Farran, quien concretó el proyecto e impulsó el desarrollo del mismo, fue, sin dudas, D. Juan Cousté.

   Cousté había nacido en el Departamento Pau, Francia, el 24 de mayo de 1850, con casi 16 años de edad y tras una travesía de tres meses, el 1 de marzo de 1866 arribó a Buenos Aires.

   Disponiendo de un capital de tan solo cinco francos y deseos de trabajar para forjarse un buen futuro, se estableció en Azul, pueblo de frontera, en donde realizó tareas agrícolas.

   En 1872 trabaja, ya por su cuenta, una chacra cercana a Azul, siendo propietario de un carro, un arado de mancera y algunos caballos y bueyes.

   El 24 de abril de 1873 contrae matrimonio con Clementina Dutrey, una compatriota suya, que había llegado al país en setiembre de 1872. El joven matrimonio, emprende en 1878 la aventura de un nuevo destino, esta vez es en un campo de dos leguas de extensión, denominado San Juan, ubicado entre las estaciones Muñoz y Rocha del ferrocarril Sud, en donde la poca calidad de los suelos solo permitía la cría de ganado.

   Decidido a realizar tareas agrícolas, en 1882, arrienda a Ricardo J. Farran, unos campos de Las Martinetas y en ellos, promediando 1884, funda la primera colonia agrícola de la región. Posteriormente adquiere dichos campos, dando origen a Santa Clementina, en los campos lindantes al pueblo de Las Martinetas.

   Hasta 1896, Las Martinetas era, solamente, una estación de cargas, obteniendo Cousté, en esa fecha, que la estación pase a ser de transportes y pasajeros.

   Entre las muchas gestiones realizadas por Juan Cousté, a favor de su pueblo, figura la habilitación de la oficina de correos, de la que fue, durante muchos años jefe “ad honorem”.

   

Años mas tarde y consolidado económicamente, Cousté adquirió campos en la Provincia de Neuquén, junto al rio Limay, en donde desarrolló el establecimiento “La Picaza” y mas tarde, fundó la Colonia Agrícola “Algarrobo”, junto a la estación homónima del Ferrocarril Sud, en tierras pertenecientes al Partido de Villarino, en el sur de la provincia de Buenos Aires.

Cousté falleció en Buenos Aires, el 22 de agosto de 1925.

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