


Desde hace mucho tiempo, este espacio o uno similar anterior, es lo que elegí para poder expresar, sin tapujos, mi opinión sobre los casos que atraen mi atención.


Lo que trato de expresar puede ser compartido, cuestionado o ignorado, esa es una cuestión ajena a mí y por otro lado, un legítimo derecho de quien analiza mis expresiones. Si me permito opinar de un tema determinado con total libertad debo aceptar ser juzgado de la misma forma.
En estos tiempos, como en los que usaba la “vieja” Olivetti, mis opiniones dejan trascender una forma de pensar y de actuar que yo trato que sean paralelas y por sobre todo duraderas a pesar de las contingencias que se deben enfrentar.
Claro que las cosas han ido cambiando y ha corrido tanta agua bajo los puentes desde que yo iba a “La Semana” hasta hoy, que mantener una identidad inalterable cuesta. Pero bueno, están los versos de Lerner que ayudan “Qué difícil se me hace/ Cargar todo este equipaje/ Se hace dura la subida al caminar/ Esta realidad tirana/ Que se ríe a carcajadas/ Porque espera que me canse de buscar”….. “Qué difícil se me hace/ Mantenerme con coraje/ Lejos de la transa y la prostitución/ Defender mi ideología/ Buena o mala, pero mía/ Tan humana como la contradicción”
Pero bueno, “sarna con gusto no pica” y entonces hay que seguir porque no se puede abandonar el barco en la mitad del rio, porque siempre, en los peores momentos, hay una brisa de aire fresco como para recobrar las esperanzas.
Y me pasó el jueves por la noche, cuando preparaba una síntesis de lo sucedido en la sesión del Concejo Deliberante. Habían pasado cosas de las “fuertes”, denuncias graves y sin mucha explicación, pero en medio de todo eso, los once concejales presentes, todos de acuerdo, votaron modificaciones para las becas estudiantiles.
Me pareció que eso, a lo mejor imperceptible para algunos, era una apuesta al futuro de La Madrid. Ayudar económicamente a un chico que quiere estudiar porque entendió que es la única forma de trascender y forjar un futuro mejor, es la mejor manera de invertir en gente que será el mañana de este pueblo.
No se trata de entregar dinero y que cada uno lo maneje a su antojo. Becar un estudiante significa ayudarlo económicamente pero también obliga a acompañarlo y entender los problemas que ese estudiante vaya enfrentando a lo largo de su carrera. Es ayuda para el que recibe y compromiso para el que da.
“Una de cal y una de arena” la sorpresa de la denuncia me la “compensaron” con el acuerdo unánime en el tema becas. Invertir en educación es darle a los dineros de todos los mejores destinos.
Casi me olvido, los concejales y la gente del ejecutivo municipal, deberán ahora estar atentos con la evolución económica y no olvidarse de actualizar periódicamente los valores de la ayuda, para dar tranquilidad, porque los chicos deberán ocuparse, exclusivamente, de lo de ellos: estudiar.

