


La Ley Orgánica de las Municipalidades, que en realidad es un Decreto/Ley porque fue sancionada por un gobierno militar y los militares no sancionaban leyes, establece entre otras cosas las atribuciones de los Concejos Deliberantes. Estos pueden crear ordenanzas, decretos, resoluciones y comunicaciones. Las últimas expresan voluntades del cuerpo pero quedan sujetas a lo que resuelva el ejecutivo municipal. Para ser más claros, vendrían a ser como la carta que de chicos les escribíamos a los Reyes Magos. Pedíamos lo que queríamos, pero nos traían lo que se podía o “los Reyes” determinaban.


Los concejales detectan alguna falencia o reciben las quejas de vecinos y producen una comunicación, en la que exponen que “verían con agrado” o piden que “de ser posible”, se realice tal o cual cosa.
Esto viene a cuento porque, justamente, en la sesión del Concejo Deliberante convocada para esta noche, se tratará un proyecto de comunicación, cuya parte esencial dice: “Solicitase al Departamento Ejecutivo de la Municipalidad de General La Madrid, Secretaría de Obras Públicas, tenga a bien realizar en la medida de lo posible el bacheo de calles dentro de las cuatro avenidas (La Gama, Alem, Colón y Uriburu) antes mencionadas en los considerandos de esta comunicación”.
Es un pedido de una obra necesaria y es a su vez una expresión de deseos, supeditada al criterio de funcionarios del ejecutivo, a las disponibilidades económicas y a las ganas que le pongan de solucionar la cuestión planteada.
Seguramente, el proyecto será aprobado y girado al Departamento Ejecutivo y a su Secretaría de obras y servicios, después con el paso del tiempo, se verá que suerte corrió.
Pero al margen de lo que al fin suceda, nadie puede negar que lo que se pide es consecuencia de una sentida necesidad, que por lo visto no ha sido detectada por quienes serían los responsables de advertirlo y evitarlo.
Hay lugares de la planta urbana que son de difícil tránsito y otros en los que realmente cuesta circular. Por ejemplo la esquina de Arenales y Laplacette o Arenales y San Martín; sin olvidar otros lugares con rastros de obras públicas que se resolvieron con la complicidad de algún municipal, evitando hacer lo que decían los proyectos de obra. Recordando también el proceder de alguna prestadora de servicios que ante cualquier problema, corta calles, rompe pavimentos y se va dejando todo roto.
Correcta la concepción del proyecto, real la cantidad de baches en las calles céntricas del pueblo, ahora queda la incertidumbre si luego de su hipotética aprobación se encara un amplio plan de bacheo.
Hasta mañana.

