


Hace ya muchos años, cuando yo estaba comenzando a frecuentar alguna redacción, como todo se hacía a pulmón, aceptaba que la paga fuera menor a mi peso y mi estatura. Por entonces era una especie de “movilero” que recorría diariamente algunos lugares del pueblo en busca de informaciones.


En el Registro Civil, de Moreno casi Mitre, Teresa me anoticiaba de nacimientos, defunciones o casamientos. El Párroco de turno me hacia una larga lista de oficios, que por imposición de la época eran arancelados y en latín. Y al cierre de la gira, pasaba por la Comisaría. Casi siempre me recibía, amablemente, un oficial de apellido Miri, quien francamente no me caía simpático porque jugaba muy bien al futbol, pero jugaba en Racing.
Entonces era época de mi adolescencia, imaginen cuantos años he pasado, “cuánta agua ha pasado bajo los puentes” y cuantos recuerdos he ido amontonando en algún rinconcito de mi memoria. Por ejemplo de los funcionarios policiales, me acuerdo de un Comisario que era jefe en la seccional del puerto de una ciudad de la costa. Nunca supe porque lo habían mandado a General La Madrid, pero es fácil de suponerlo. Este señor me trataba bien y al margen de lo estrictamente informativo, me hacia participe de algunos de los muchos incidentes que lo tenían de protagonista y que finalizaba aplicando una política que no era de “mano dura”, más bien era de “puño cerrado”.
La búsqueda de noticias me dejo muchas enseñanzas que ahora me sirven, para siempre poder “sacar” algo cuando no pasa nada.
Hace algunas semanas, cuando comenzamos con esta nueva aventura, para presentarnos y solicitar informaciones, mantuve un contacto telefónico con quien suponía que tenía responsabilidad en el área de seguridad. La charla fue amena y el compromiso mutuo de colaboración. Entendí la realidad que el aislamiento impuso a muchísimos funcionarios y me prometieron incluirme en la lista de quienes reciben los partes de prensa para su difusión. Desde esa vez, nunca más.
Hace pocos días, en el transcurso de una conferencia de prensa, le reclamaron al Intendente algunas carencias con respecto a esta dependencia municipal y fue ahí, cuando se anticipó la reestructuración de la Secretaría de Seguridad, su transformación en Dirección y la subordinación a la Secretaria de Coordinación.
Por estos días hubo algunos hechos que resultan notorios para un pueblo como el nuestro. Allanamientos y operativos de transito con secuestros de vehículos y enfrentamientos con saldos de algunos lesionados. Hubo partes policiales para todos, menos para nosotros.
Soy consciente de los problemas personales que debió superar el funcionario a cargo de esta área del municipio, pero creo que alguien lo habrá remplazado. Si así sucedió podría decir que hemos sido discriminados y lo siento, no por mi persona, sino por quienes podrían haber sido informados desde este medio.
Cada vez tengo menos dudas que aquí, también, hay “funcionarios que no funcionan” y que la única posibilidad que tengo es denunciarlo, no por la crítica sino como una búsqueda de solución.
Espero que el responsable, que seguro debe haberlo, no se olvide de nosotros para próximos “boletines informativos” y no nos dejen “pagando” con quienes se acercan cada mañana, para ver algo de lo que pasa en el pueblo.
Hasta mañana.

