Hoy se habrá de iniciar un nuevo ciclo lectivo en la Provincia de Buenos Aires y la fecha responde a la intención de alcanzar, durante el año, una cantidad razonable de días de clase.
Claro, que la educación requiere de muchos días de presencia de los educandos en la escuela, pero también es necesario que la educación, aunque no sea de excelencia a menos tenga un nivel aceptable. Es decir, que al fin de cada ciclo, el alumno se lleve un bagaje de conocimientos que le permitan acceder, sin problemas, al nivel siguiente en el proceso.
Hay que “educar al soberano” exigió Sarmiento y si bien lo hizo en un tiempo difícil, luego, en tiempos de Roca, lo ratificó con la Ley 1420, de 1884.
Las circunstancias actuales son distintas y para analizar la frase Sarmientina, tendríamos primero ver quién es y cómo se comporta el “soberano”. De que vive, como vive y en donde vive.
Pero consideraciones al margen, la esencia de la nacionalidad está basada en lo conceptual, dentro de la total libertad, apoyando esta en igualdad y justicia para todos, sin el previo análisis de posiciones sociales o económicas.
A partir de esta premisa, la educación debe ser un camino que lleve a dotar a cada alumno de conocimientos básicos sobre lo curricular, sin olvidar que la formación de un ciudadano requiere, también, de valores éticos y morales imprescindibles.
Lo escucho en cada discurso de quienes tienen obligaciones con este tema, simplemente porque se propusieron para ser elegidos, porque tenían planes al respecto y luego o se olvidan de esos planes o simplemente no los tenían.
“Hay que educar al soberano”, pero para ello se requieren maestros capaces con salarios acordes a sus responsabilidades y escuelas dignas, para que el proceso de educar se desarrolle en el ámbito y con las condiciones mínimas. Si esto no ocurre, en vano será que cantemos el Himno a Sarmiento, resaltando que “Fue la lucha, su vida y su elemento” porque pese a que, “lucho con la espada, con la pluma y la palabra”, el objetivo no será alcanzado.
Para lograr los resultados necesarios, se requiere, como siempre, de un aporte importante de los educadores, sabiendo que en las actuales circunstancias “van a la guerra, munidos de un palo de escoba”, pero como el objetivo es tan alto, bien vale el esfuerzo.
Pasando de lo general a lo particular, la oferta educativa oficial del distrito es de 45 servicios, que van desde la educación inicial a la formación terciaria. Son 6 Jardines de Infantes, 7 Jirinn, 16 escuelas primarias de las cuales 4 son rurales y 7 rurales unitarias. En el nivel secundario hay 4 establecimientos con orientación, a los que se suman 1 Escuela Técnica, 1 Agraria y 1 CEPT. A todos estos establecimientos se suman el CEC 801, EEE 501, CIEE, CFP 401, CEF 66, 2 Centros de Adultos CEA 701 y 702, CENS y en el nivel superior el ISFD 72.
“Hay que educar al soberano”, pero educarlo bien y esa es una responsabilidad compartida por todos.
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