El 2 de abril tiene en nuestro medio un alto significado de respeto y admiración hacia esos hombres que protagonizaron la guerra de Malvinas o fueron movilizados por la misma, y como todos los años, la esquina de Moreno y Silverio Lopez Osornio fue el punto de convergencia de quienes se dan cita para homenajear a nuestros héroes, darles el testimonio del reconocimiento y la seguridad de que no están solos.
Ayer, como en otras oportunidades, hubo momentos de recordación y homenaje a quienes desde el Centro de Ex Combatientes y Movilizados de Malvinas rinden culto a la memoria de los días transcurridos en el archipiélago y a los que entregaron su vida por defender un territorio legítimamente reclamado.
Hubo un emocionado homenaje del hijo de un Ex Combatiente a su padre, que es también su héroe y que nos conmovió porque ese soldado es, a la vez, uno de los nuestros, de esos que cruzamos por la calle todos los días, sin reparar muchas veces con quien nos estamos cruzando.
Los discursos, de un estudiante, del Intendente y de uno de los héroes pusieron el grado necesario de emoción para recordar a una madre que siempre estaba en estos actos y hace poco partió físicamente, pero ayer todos la tuvimos presente y luego para descubrir la estatua de un soldado de Malvinas con su fiel compañero Nick.
El sentido del acto y todos los homenajes, quedó resumido en las palabras emocionadas de Jorge Rinaldi, objeto de múltiples demostraciones materiales y de las otras, con invitación incluida para visitar la escuela de sus primeros grados.
Las banderas de escuelas e instituciones de nuestro medio y el público presente dieron el marco habitual de un pueblo que recuerda y valora a estos hombres.
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