El inefable señor Porcel

Locales 27/05/2024

Landrú (Juan Carlos Colombres 1923 – 2017) fue un humorista gráfico de larga trayectoria. Director de la revista Tía Vicenta, en la que tomaba con humor la realidad política que le tocó vivir, fue el primer libretista de Tato Bores y diariamente publicaba su obra en el diario Clarín, incluyendo en su galería de personajes al Señor Porcel. Era este una persona capaz de entablar una discusión sobre cualquier tema, del que se alejaba hasta dejarlo de lado y transformar su posición en algo totalmente sin sentido.

El pasado jueves, durante la última sesión del HCD, cuando se puso en consideración un proyecto de pedido de informe sobre la vigencia de la Ordenanza 3352/23 sobre la Creación del Registro de Acompañantes Terapéuticos, los que disfrutamos del humor de Landrú evocamos al Señor Porcel y sus disparatados diálogos.

Dicha Ordenanza además de crear el registro establece que en la página web del municipio deberán figurar, entre otros, la nomina de cuidadores registrados, datos personales y medios de contacto para ser requeridos sus servicios.

El debate fue por demás extenso y conclusiones estériles, porque al avanzar en la discusión se fue dejando de lado el tema en cuestión, para abordar otros asuntos. 

“Las Concejalas” expusieron situaciones de “ignoradas” a “extrañadas” por la presentación del pedido, revelando que previo a esto había existido una reunión entre “las partes” en donde aparentemente se había brindado la necesaria información, por lo que no se creía necesario el requerimiento. De la reunión nadie sabía, salvo los protagonistas de la misma, obviando en plena “semana de mayo” que “la gente quiere saber” y hay que informarla.

La discusión se hizo larga y carente de sentido, por lo que se debió recurrir a la votación, con un previsible 7 a 5, que marcó el rechazo del pedido.

Pero, siguiendo la línea fundada por el Señor Porcel, antes de concluir con el tema y quizás para dejar tranquila a “la concejala” fundamentadora del proyecto, se le comunicó que lo información necesaria se le remitiría mediante nota del área correspondiente.

¿Si se estaba dispuesto a evacuar las dudas existentes, porque no se aceptó el pedido y se contestó obviando la charla porcelesca?

Y además, a todos nos quedó la duda, ¿el Registro de Cuidadores y Acompañantes Terapéuticos Municipales existe? ¿A dónde deben dirigirse quienes necesiten información o servicios? Ese era un dato imprescindible y lo que debía responderse, pero la discusión se fue por otro lado y los intereses personales o  sectoriales conspiraron, una vez mas, sobre lo importante que es legislar y tratar que lo establecido tenga vigencia y se cumpla.

 

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