


La inesperada llegada del Coronavirus y su permanencia modifico todo lo que se había planificado y cada uno hizo las cosas como quiso o como pudo.


A las primeras jornadas de aislamiento voluntario vino el obligatorio y los controles no fueron iguales en todos lados. En nuestro medio, aunque duras las medidas adoptadas dieron un resultado aceptable y las cifras fueron elocuentes.
Pero con el paso del tiempo hubo cosas que cambiaron, especialmente con la nocturnidad y los nuevos boliches que en plena pandemia se sumaron a los existentes. Los horarios fijados fueron dejados de lado y las madrugadas se extendieron gracias a algún “guiño” de los responsables de hacer cumplir lo establecido.
En el camino desde marzo a este segundo mes del ’21, hubo algunas actas de contravención, sanciones que nunca se difundieron, dejaron dudas y dieron lugar a comentarios y la vinculación de las infracciones con cuestiones que muy poco o nada tenían que ver con la justa aplicación de las reglamentaciones. Concretamente se comentaba que se labraban infracciones porque el o los dueños de algún boliche no “colaboraba” con lo que se pedía. El silencio y la falta de información pública alimentaba el imaginario popular y daba lugar a pensar mal.
Había algo que era indiscutible, no todos eran tratados de la misma manera y un negocio establecido y con muchos años de trayectoria debía competir con unos chicos que armaban un boliche en cualquier lugar y si este no alcanzaba cerraban las calles sin contar con la autorización de quienes deben hacerlo.
Mientras eso estaba ocurriendo todos nos aprestábamos a ver llegar las Sputnik y poner el brazo para salvarnos del contagio. Lo que paso con la vacunación no salió ni parecido a lo prometido. Llegaron unas pocas vacunas y se aplicaron a quienes estaban más expuestos al contagio.
Hasta ahí todo bien, pero en la mitad del camino se produjeron cambios y la vacunación pareció que había pasado a ser militante. Con la visita de funcionarios y acuerdos que no entendemos mucho, se superó el inconveniente y el centro de vacunación se sacó del Hospital y se trajo al centro. Para comenzar la campaña está todo listo pero falta algo que es fundamental, las vacunas. ¿Cuándo van a venir? Dios dirá.
Mientras esperamos y como si fuera para distraernos de la “irresponsabilidad” de Putin, aparecen otros temas dignos de ser tenidos en cuenta y uno de ellos es las PASO. En vez de prepararnos para cumplir como el calendario manda, se estudian distintas alternativas que varían según los intereses de quien las analice. Y las dudas realmente son muchas. ¿Se imaginan el despelote que se va armar si las listas hay que acordarlas sin las previas? Y por otro lado, al menos en La Madrid, todo lo que va a pasar hasta que se armen las listas?. Las internas ya se largaron y por un lado o por el otro muchos son los que aspiran a ocupar algún lugar entre los pocos que hay.
En la oposición superan los dedos de una mano todas las listas internas, según la expresión de un referente con el que dialogábamos hace unos días y en el oficialismo, también hay charlas y encuentros entre los de la renovación y algunos dirigentes de etapas anteriores que aun hoy son escuchados.
Por ahora todo es desconcierto y realmente no podemos saber cuándo y quienes nos van a vacunar y por otro lado, la duda si entre gallos y media noche, como siempre pasa, no terminamos “vacunados” por los menos esperados.

