


Hay una larga lista de artistas, escritores, deportistas y hasta algunos políticos que han perdido su condición de uruguayos para convertirse en rioplatenses. Esa es la forma que los argentinos encontramos para hacer nuestros a la gente inteligente y buenos profesionales nacidos del otro lado del rio color marrón.


Uno de ellos es Rubén Rada (lo descubrí en los 70, cuando con Valeria Lynch y Fontova hacían Hair). En uno de sus hits dice: “si globalizan nuestro pensamiento/ solo habrá un libro con el mismo cuento” y en otra parte de la canción agrega: “cuando la gente solo sobreviva/ cuando el cansancio mate la alegría/ seremos una máquina de trabajar”. No quiero colaborar para que eso suceda, pero lamentablemente, hay cosas que nos hacen aparecer como “monotemáticos”.
Hace unos días, a fines de enero y desde este mismo lugar hice referencia a un hecho repudiable, vinculado al atentado que sufrió un equipo destinado al uso público que lamentablemente fue destruido.
Alguien del municipio había dispuesto la instalación de dos columnas (tótem) portadores de un kits para cargar teléfonos celulares, provistos de una pantalla solar, destinados al uso libre y gratuito por parte de cualquier vecino.
El que habían colocado en la Plaza de las Américas fue destruido por autores ignorados y cuando un colega descubrió el hecho, lo fotografió y lo publicó, otros nos sumamos, repudiando lo ocurrido. La información brindada, consignaba que parte del equipo había sido encontrado y se prometía el esclarecimiento y la identificación de los autores.
El tiempo fue pasando y como las cosas “nuevas” tapan lo que sucedió ayer nomás, nadie volvió a tratar el tema y este era otro de los casos que por el silencio, a lo mejor intencionado, de quien debía investigar, hasta hoy, nadie sabe más nada.
“Estoy persuadido” como decía el hombre de las manos enlazadas, que todos queremos vivir en un pueblo donde hagamos del respeto un culto. Pero para eso, para que “no haya un solo libro con el mismo cuento”, para que “el cansancio no nos mate la alegría”, para que seamos más que “una máquina de trabajar”, necesitamos gente comprometida con lo que hacen y que quienes ocupan cargos “jerárquicos” tengan la “jerarquía” necesaria.
La destrucción de un equipo que alguien pagó y que era para todos los que lo necesitaran es un acto de inseguridad, igual a un robo, a una agresión y a cualquier otro atropello.
Me pareció oportuno volver sobre un mismo tema, aunque pueda parecer reiterativo, pero es que si no lo recordaba, seguramente pasaría al olvido. Si no se pudo resolver, me parece, debieron decirlo, de la misma forma que cuando se resuelve algún hecho denunciado mandan la gacetilla para que los hagamos aparecer como eficientes.