


A quienes estamos en esto de los medios desde hace ya muchos años, nos ha costado y nos sigue dando trabajo utilizar las nuevas formas de comunicarnos. El cambio fue tan rápido que muchas veces nos supera. Imagínense, antes una foto requería de alguien que realizara la toma, revelara la película, esperara que se secara, hiciera la copia, la revelara, la lavara, la secara y luego de ese largo proceso había que “reticularla” y recién estaba lista para su publicación. Ahora desde la cámara o desde el mismo teléfono se sube a las redes y ya se difunde por todo el planeta. ¿se entiende porque es difícil de entender?.


Las redes son la inmediatez, una herramienta muy útil e imprescindible, pero como toda herramienta depende de quien la use y para que se use. Un martillo sirve para clavar clavos que sujetan las chapas de un techo, pero también puede ser quien reviente el dedo del usuario si este no lo manejó con cierta prudencia.
Las redes son muy útiles para movilizar a mucha gente, pero hay que ver porque la gente se moviliza. Y lo mismo sucede cuando alguien, al pie de una noticia o un comentario deja su opinión.
En una página local, hace algunos días, una lectora preguntaba porque aún no se había colocado la placa con los nombres de los donantes de dinero para construir el piso en el cauce del Arroyo Salado en el Balneario local, de acuerdo a lo prometido hace ya un año y pico. Útil la vía utilizada y oportuna la pregunta.
Debo aclarar que hace varios meses, movido por la misma inquietud, pregunté por el tema y la respuesta fue inmediata, me remitieron a quien había contabilizado las donaciones y elaboró el balance respectivo. Me explicaron que todo el movimiento de fondos se había hecho mediante una cuenta bancaria y que la forma elegida era para dar transparencia y tranquilidad a los dirigentes de la institución que había colaborado en la tarea. En aquel momento era inminente la publicación del balance, el que arrojaba un saldo positivo y que consistía en el dinero necesario para hacer el cartel y colocarlo en su lugar.
Lo del cartel no fue una imposición de los donantes, fue una promesa que surgió de la dependencia municipal correspondiente, en forma espontánea. Después de haber transcurrido la temporada de verano y justo en el comienzo de un nuevo otoño, resulta atinado reiterar la pregunta de la lectora y nuestra ¿Por qué no colocaron el cartel prometido? ¿surgió algún inconveniente o es otro caso más de desidia?.
¿Qué sentido tiene salir a prometer algo que después no se va a cumplir?. Publicar con todos los detalles, el dinero recibido y las inversiones realizadas era algo imprescindible para cumplir con los donantes y fundamentalmente con la gente que colaboró para realizar la obra. Ahora meterse por decisión propia en el brete de colocar un cartel y después no hacerlo, casi que no tiene explicación.
Seguro que hay muchos donantes que les interesaría saber cómo evolucionaron los fondos que ellos aportaron y otros que no les preocupa, pero cualquiera sea el temperamento que adopten quienes hicieron importantes donaciones o aquellos que fueron modestos aportantes pero que también sumaron, el cartel lo prometieron y deben colocarlo. Si es ahora mucho mejor, no sea cosa que si esperan hasta el año que viene la gente se olvide y esto se transforme en un olvido o una estafa, según sea visto desde el lugar que se ubican los que donaron y los que observan para criticar, esta vez con razón.