


En un emotivo acto realizado en la mañana de ayer, en inmediaciones de la Plazoleta Islas Malvinas, autoridades y distintos miembros de la comunidad, rindieron homenaje a los ex Combatientes y movilizados por la guerra de Malvinas.


La ceremonia, que contó con la presencia de autoridades municipales e integrantes del grupo de participantes y movilizados de guerra; se inició con la presentación de la Bandera Argentina y la Bandera del Centro de Ex Combatientes y Movilizados de Malvinas, portadas por Carlos R. Suasnabar y su hijo Maximiliano Suasnabar, respectivamente.
Tras la entonación del Himno Nacional, el señor Juan Carlos Malianni, en representación del Cura Párroco ofreció una oración por los caídos en combates.
En la continuidad del acto, el niño Santiago Acosta, alumno de la Escuela Primaria N° 1, pronunció un breve discurso y en compañía de la Directora del mencionado establecimiento educativo, Agustina Correa, hicieron entrega de una bandera al ex combatiente Jorge Rinaldi.
Fue el mismo ex soldado de Malvinas, Jorge Rinaldi, quien asumió la representación de sus compañeros y con sentidas palabras se refirió a la participación en los hechos de 1982, narrando experiencias de vida que quedaron luego de haber participado en forma directa y el regreso a sus hogares.
En ausencia del Intendente Municipal, asumió la responsabilidad de pronunciar un breve discurso, en concejal Santiago Scabuzzo, para luego concluir la ceremonia con la colocación de ofrendas florales y el descubrimiento de una placa recordatoria.
El discurso de Santiago Scabuzzo
Buenos días a todos, estimados veteranos, autoridades, vecinos; es muy difícil poder hablar después de Jorge (Rinaldi). Hoy nos convoca una fecha muy importante para la República Argentina, muy cara para la República Argentina, una fecha llena de sentimientos encontrados; tristeza por supuesto, y también orgullo por esos argentinos que defendieron a la patria en una guerra que en muchos aspectos fue innecesaria.
Ayer leía una nota periodística en la que un grupo de argentinos se entrevistaban con madres de soldados caídos en ambos bandos y les preguntaban a las madres: ¿Quién ha ganado la guerra?” Por supuesto que nadie ganó en esa guerra, en el sentido más profundo de la palabra, sólo fueron pérdidas y verdaderamente valiosas.
Yo nací después de la guerra, pero desde chico escuché historias de soldados, de jóvenes de 18 años que se volvieron héroes empujados por las circunstancias, situaciones límite, los actos escolares eran solemnes -como el de recién-, muchas veces teníamos el honor de que nos visite uno de esos hombres y nos cuente una anécdota, un recuerdo que trajo de las islas, y entendíamos apenas algo de lo que había sucedido.
En el Secundario investigamos un poco más, hicimos un documental narrado con algunos compañeros, entre ellos José Aspiroz y descubrí otras cosas: que la lucha fue desigual, que los pilotos de avión marcaron un antes y un después en la historia y que además del clima y del enemigo, nuestros soldados tuvieron que luchar con desconsideraciones políticas.
Recuerdo una entrevista en la que, a una chica que no pudo conocer a su papá le preguntaban si era consciente de que su padre era un héroe para los argentinos y ella contestó:”Sí, pero yo no quiero un héroe, yo quiero un papá como el de todos.”
Por el bien de nuestro país y su futuro, tenemos la obligación de mantener vivo el recuerdo de lo que sucedió en las islas, porque quedaron hijos, hermanos, padres y amigos que dejaron una huella en la vida de alguien, que para alguien fueron irreemplazables y es el dolor de la ausencia y de lo inexorable lo que debe hacernos seguir reclamando pacíficamente nuestra legítima soberanía sobre las islas, y reafirmar nuestro compromiso para que nunca más se derrame sangre por un conflicto entre la Argentina y otro país.

