El ex intendente de Rauch Jorge Mario Ramón Ugarte falleció a los 92 años.

Regionales06/10/2021

Ugarte, el hombre, el político… Tal vez ahora la leyenda…

Su luz se fue apagando lentamente, como contradiciendo en permanente subibaja que fue su extensa vida, llena de matices y particularidades: después de varias semanas de tribulación, falleció este mediodía en Rauch, Jorge Mario Ramón Ugarte, a los 92 años.
Su deceso enluta a toda una ciudad, tras la partida de un hombre que sin dudas marcó un antes y un después en la política lugareña.

Nacido el 4 de febrero de 1929, por estirpe familiar siempre se vinculó al campo. Fue por ese gen que no dudó, tras hacer sus estudios primarios y secundarios en Rauch, mudarse a Capital Federal para estudiar la carrera de médico veterinario. Profesión que ejerció en nuestra ciudad, pero que nunca fue su principal atracción. El campo -su campo-, y la política terminaron siendo sus grandes motivaciones. Una por vocación, la otra -confesado por él mismo varias veces-, por casualidad. Fue cuando en el año 1973 distintos estamentos sociales de Rauch lo convocaron para que fuera el comisionado de la ciudad, tras el golpe militar y las destituciones de todos los gobernantes elegidos en democracia, incluido Pedro Horacio Petreigne en Rauch.

Esa primera predisposición le valió una segunda oportunidad de ser convocado para el mismo cargo tres años después, en el Golpe de 1976. Ahí Ugarte llegó para quedarse. Fueron siete años de prosperidad para Rauch, sobre todo en el aspecto edilicio. Ugarte quedaría marcado en esa época como un hacedor. Vinieron los cuestionamientos acaso de la llegada de un dinero que provenía de un gobierno de facto… en cualquier caso Ugarte supo sacar provecho y dejar muchas edificaciones que aún hoy son el orgullo de los que valoran y consienten su gestión.

Para entonces, cuando tuvo que entregarle el Municipio a su sucesor Hernán Esponda, ya “el bichito de la política”, como solía recordar en cada entrevista, lo había picado para siempre. Fue candidato en primer término a concejal en 1985 con la desaparecida Unión de Centro Democrático (UCeDe), consiguiendo tres de concejales e igualando dos años después a la UCR, y excluyendo al Justicialismo de la escena política local por dos años. Fueron años de un lugar que no le era cómodo, pero que lo ejerció con criterio.

Lo suyo era el “hacer”, y por eso nunca ocultó su deseo de volver a la Municipalidad, de la mano de la Democracia. Se tomó un impasse, se volvió al campo -en realidad nunca se fue-, hasta que, en 1995, tras meses de coqueteo, fue tentado por el PJ para que fuera su candidato a Intendente.

En unas elecciones históricas, la UCR de Nicolás Sica -que iba por su tercera gestión-, se impuso por tan solo 57 votos. Jorge Ugarte entonces sí mostró lo “picado” que había quedado tras el regreso a la política y la cercanía del triunfo. Trasladó sus inquietudes al periodismo, y fundó el semanario “El Observador”, donde pudo trasladar todos sus pensamientos, inquietudes y varias broncas contenidas. En 1999, otra vez con el Peronismo de aliado, fue por la revancha.

El adversario de la UCR esta vez era Jorge Petreigne y una fuerte estructura partidaria. Increíblemente la historia no solo se repitió, sino por un margen menor: Ugarte perdió por tan solo 22 sufragios.

Un final de película, que pareció marcar el final de un ex intendente de facto, que parecía que en democracia no se le podía dar. Parecía. Ya recostado totalmente a la actividad agropecuaria y con 74 años, nada hacía pensar que el hombre iría por una tercera chance. Y que sería la vencida. Ahora sí, y por un margen aún mayor, Jorge Ugarte se convertía en el primer intendente no radical de la historia de Rauch, en democracia. Habían pasado 131 años de la fundación del pueblo de Rauch.

Pese a la edad, los primeros años de Ugarte, rodeado de un grupo de experimentados dirigentes justicialistas, quedaron marcados por una vigorosidad e impetu inusual, marcando el deseo que tenía de regresar a ese sillón que supo ocupar hacía 20 años. Los tiempos habían cambiado, y el manejo del Municipio ya no era que solía ser. Pese a todo, esa primera gestión quedó marcada como la mejor de las tres, sin dudas por la obra pública otra vez, con la nave insignia que significó la construcción de la Pileta Cubierta en julio de 2007. Un viejo anhelo de Ugarte, una revancha que necesitaba tomarse, luego que quedara inconclusa en los años `80.

Con parte del PJ había roto en 2005, pero nada le impidió ser reelecto en 2007, la vencer al candidato de la UCR, un joven Mario Ibargoyen. La impronta de Ugarte, el prestigio de un nombre, la gran cantidad de “Ugartistas”, le posibilitó ser otra vez elegido en 2011, en una última gestión que lo tuvo por muchos momentos ausente, pero siempre custodiado por su hijo Jorge Luis, para muchos entonces el sucesor.

La noticia de la partida de Jorge Ugarte hoy corrió rápidamente en tiempos de redes sociales. No por esperada, dejó de producir un alto impacto en una sociedad marcada a fuego por un hombre de la política. Se va con un récord difícil de igualar: 21 años de Jefe Comunal entre las distintas gestiones.

Cada vez que se le preguntaba si volvería a ser candidato, si respuesta era la misma, citando a un Gobernador amigo: “uno es político hasta el último día de su vida”.

En sus pensamientos de las últimas horas, tal vez haya rememorado esa idea. La de un hombre que vivió para la política y que, tal vez, la entendió como pocos. Y ahí seguro radique su enorme capital político: Ugarte fue el único político que consiguió su marca propia: el “Ugartismo”, y que cuando se fuera, se iría con él.

Ugarte, el hombre, el político… Tal vez ahora la leyenda…

La Nueva Verdad de Rauch

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