



El que avisa no traiciona, por eso quiero antes que nada dejar bien claro lo que expreso en esta nota y porque lo hago.


Escuche decir a un señor llamado Oscar Del Priore, que sabe todo del 2x4, que hay dos tangos que curiosamente terminan con los mismos versos. Se llaman “Sangre maleva” y “No fue batidor”. Los versos en cuestión son: “el hombre, para ser hombre, no debe ser batidor”. Hecha la aclaración, paso al tema mío.
A lo largo de este “casi” mes de este medio, hemos podido hablar con el Intendente, el Secretario de Salud, un integrante del Comité de Emergencia y con el Director del Hospital “Mariano Etchegaray”. A todos les reconocimos lo que es público y notorio: La preocupación y la responsabilidad que han puesto de manifiesto todos los actores de estos organismos a lo largo de estos meses de pandemia y reclusión.
Hubo noches en las que a una hora determinada, muchos nos asomábamos a la vereda y hacíamos escuchar un largo, sentido y merecido aplauso. El hecho que ahora no lo hagamos no quiere decir que no sigamos sintiendo un profundo agradecimiento por todo lo que hicieron, hacen y seguramente seguirán haciendo con esto, que parece va para largo.
Pero estos señores a los que les pude expresar personalmente nuestros sentimientos y a todos los otros que integran los equipos de trabajo de salud, seguridad, desarrollo social, etc, no son los únicos protagonistas de la historia. Hay otros actores muy importantes y son todos los vecinos de General La Madrid, salvo muy raras excepciones.
Ser una “isla” entre otros distritos con serios problemas, se debe, también a la gente. Escuchó, analizó lo que les decían y asumió una actitud seria y adulta. Seguro que a algunos les “costó” más que a otros, pero al final el balance es de bueno a muy bueno.
Y porque la cosa no terminó y no debemos “dormirnos en los laureles”, me parece oportuno formular una “modesta” advertencia, que puede servir o ser desechada, de acuerdo al criterio de cada uno, aunque está dirigida especialmente a quienes tienen responsabilidad en el tema.
Con la flexibilización de algunas medidas y los resultados de las resoluciones adoptadas, en los últimos tiempos se permitieron las aperturas de bares y confiterías, pero fijando condiciones de seguridad muy claras. Como siempre pasa, algunos las cumplen y otros más o menos.
La gente joven, que como todos, ha sufrido de la imposibilidad de disfrutar con amigos sus momentos de esparcimiento, están ahora gozando de esta “libertad”, aunque hay algunos que no respetan distancias y barbijos y ocupan veredas por las que no se puede circular.
Yo los he visto varias veces y en días laborables o de fin de semana. No sé si quienes son responsables de controlar no lo han percibido y por eso mi advertencia.
Creo que todos lo tenemos claro, a la gente se la vacuna para evitar una enfermedad. A estos chicos habría que “vacunarlos” explicándoles que si llegara a aparecer entre ellos uno positivo, el problema puede ser mayúsculo.
Tengo muy en claro las condiciones de género y como no dudo del mío, vuelvo a lo que decía el título, quiero hacer una modesta advertencia, porque estamos a tiempo y porque no me gustaría que después debamos lamentarlo, dejando en claro que como lo dicen dos tangos, “el hombre, para ser hombre no debe ser batidor”
Yo, como el “viejo Vizcacha” soy apenas un “advertidor”, que se refiere a los chicos de la media cuadra y no a los “viejos” del boliche de la esquina.
Hasta mañana.