


Bueno, al final llegó el que debe remplazar al cuestionado 2020 y para quienes tienen cierta formación futbolera, nunca el que viene a ocupar el puesto del que estaba antes va a ser mejor que el otro. Aunque el concepto pueda parecer temerario, habrá que tener paciencia y si resulta mejor o peor recién lo sabremos de aquí a un año, cuando podamos hacer el balance del 2021.


Con poco que traiga, seguro va a ser mejor que el recién “fenecido”, pese a que lo que le pase a cada uno dependerá en mucho a lo que ese uno haya hecho.
Por lo pronto y pese a los generosos augurios de amigos y vecinos, la cosa viene, al menos, preocupante y los números y las estadísticas indican que las noticias no son buenas.
De las actitudes individuales están forjadas las realidades colectivas y aunque resulte obvio, si todos tiramos para el mismo lado, la “cosa” ira para el rumbo elegido, pero como nunca se podrá lograr una decisión unánime, la dirección será la que decidan los que resulten ser mas o quienes tengan más fuerza.
Además, hay que recordar que como es año impar, habrá elecciones y entonces vendrán las campañas y entonces no serán frecuentes los acuerdos y las resoluciones por unanimidad.
“La taba ya está en el aire”. Formulemos votos para que, al menos esta vez, caiga del lado de la suerte, del reverso ya salió muchas veces. Aceptemos que algunas son cosas del azar y otras dependen de nosotros y en esas, a lo mejor estamos en falta.
Por ahora, el año nuevo ya llego y hay que volver al trabajo de cada uno y como en la clásica de Serrat: “vamos bajando la cuesta/Que arriba en mi “pueblo”/se acabó la fiesta”. A cuidarse y laburar.
Hasta mañana.

